3 abr 2009

Granos de Arena

Granos de Arena
A.T.

Un niño va por un camino en medio del campo, inocente de la tarea que tiene que cumplir. Al poco rato llegan dos personas muy altas: un hombre y una mujer. Un aspecto lleno de luz, pero a la vez terrible para el niño.

"Acompáñanos", dice el hombre.

El niño no sabe si hacer caso. La mujer lo toma de la mano, "no tengas miedo", dice, "te guiamos hasta el final". Siente confianza y acompaña a la pareja.

El niño despierta de su sueño, pero no termina.

Al tiempo vuelve a tener el mismo sueño con el camino en el campo. Esta vez acompañado por los dos seres, siente más confianza en ellos y siguen caminando. Al final, una puerta espera ser abierta por el niño. El hombre dice "Es tu turno, abre la puerta y pasa". Entonces llegan al interior de la habitación... está completamente vacía, y oscura.

En medio de la oscuridad, cae un grano de arena que irradia una luz tenue. la mujer lo recoge y dice: "Esta es tu tarea nueva, debes llenar la habitación con estos granos de arena. Mientras vayas dándole orden a estos granos, llegarán otros esperando que los coloques en su lugar. Tómate el tiempo que necesites". Dicho esto, la mujer le entrega el grano de arena al niño y tanto ella como el hombre se marchan de la habitación para no volver. El grano es muy pesado, tanto que el niño cae al suelo por no poder soportarlo.

El niño con mucho esfuerzo, logra colocar el grano de arena en un rincón de la habitación. Cuando cree haber logrado la meta y que la tarea ha terminado. En medio del lugar cae otro grano de arena. Esto no ha terminado, apenas comienza. El niño se desespera, grita, llora, desea volver a su vida de siempre.

En efecto, el niño despierta de su sueño, pero no termina.

Pasan los años, y el sueño se va repitiendo. Pero a medida que pasa el tiempo, la habitación se va llenando de arena. Ya no es sólo un grano, sino millones. Pero no, la tarea no ha terminado.

El ahora joven, de tantos granos de arena que ha cargado, se hace más fuerte y lleno de conocimientos que le permitirán realizar la tarea con facilidad. Algunas noches la carga es dura, porque el día a día puede llegar a desmotivarle. A fin de cuentas, es humano. Pero otras noches, realiza su labor con gusto, porque sabe que algún día la meta se cumplirá y el premio valdrá la pena todo, absolutamente todo el esfuerzo. Y mucho mejor, en más de una oportunidad, otros le ayudan a aligerar la carga o simplemente le acompañan para darle ánimo o burlarse de él. "¿Por qué realizas una tarea tan ridícula?" "¿Por qué no simplemente renuncias?". A estas personas, que simplemente quieren crear emociones negativas, el joven los ignora, porque se ha dado cuenta que cuando los escucha, su tarea no se cumple como debería ser.

Y el joven, unas veces motivado y otras no, despierta de su sueño, pero no termina.

Los años siguen pasando. En medio de las experiencias, los conocimientos adquiridos y la fortaleza que ha ido ganando durante el cumplimiento de su tarea, la habitación sigue llenándose. El puñado en un rincón de hace varios años se ha convertido en una gran pila que cubre la cuarta parte de la habitación. Ahora adulto, el hombre se ha dado cuenta que hay ventanas en la habitación. ¿Qué podrá significar? No querrá que la arena acumulada y que ahora está brillando notablemente se vaya a escapar por la ventana y tenga que comenzar desde cero, o que otra persona cuyas intenciones no sean las mejores, pueda entrar a la habitación, y robarse el fruto de tanto esfuerzo. Hay que ser cuidadoso en el cumplimiento de la tarea, o todo se podría perder...

El hombre, pensando en qué hacer la próxima vez que vaya a continuar su tarea, despierta de su sueño. Pero no termina.

El hombre soy yo. El sueño continuará repitiéndose, pero ahora que lo he comprendido, cada vez que me encuentre allí realizaré mi tarea con gusto, hasta que la habitación se llene. Como nota graciosa, quizás la próxima vez tenga que condenar las ventanas. Sólo por si acaso...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por esta pagina A.T.
Gracias por todo y a todos.

Slobodan

Virginia Gaskell dijo...

Hermosa reflexion,gracias por existir un abrazo en la luz