28 ene 2010

Ariel Fulgurante

Ariel Fulgurante

Yo Soy el Cambio.

Densas tinieblas intentan diariamente opacar la luz de sus almas. Esto no es noticia para ustedes, la alegría, la paz y el amor dan un brillo excepcional a sus seres, que la oscuridad siempre busca combatir atrayendo el mal a sus vidas. A medida que se le abre paso, se va expandiendo y alimentando con todos los sinsabores que son experimentados. Puedo comprenderlo porque para ello existo.

Mi labor en la Tierra es preservar el orden de las almas que caminen o no sobre ella. Constantemente, veo las tinieblas avanzar, puedo sentir las emociones de cada uno de ustedes.

Si se me ha permitido vivir el interior de cada uno de ustedes, ¿cómo mi propio Ser mantiene su integridad? Tan sólo comprendiendo que cada emoción humana que soy capaz de experimentar no es más que una pieza de mi diario estudio de la vida del que camina sobre la Tierra. En mi arde una llama que disipa y combate a las tinieblas con propio fulgor.

Aunque mil veces el mal me tiente y su belleza aparente resulte seductora para todo ser en el Universo, incorpóreo o no, jamás verá ningún alma mi entrega al enemigo. Y si este toca a mi puerta con aparente humildad, jamás las verá ningún Guardían de este Jardín abrirse para dar paso a la oscuridad.

Por milenios el adversario ha deseado ver roto el Pacto, ha deseado erguirse frente a este Árbol y ensuciar su luz con la mugre de sus manos, irrespetando el suelo sagrado de nuestro Jardín. Pero aquí estamos todos nosotros, unos caminando y otros no, imponiendo nuestra Fuerza y manteniendo la integridad de nuestra promesa de estar junto con ustedes, orientándolos al buen cumplimiento del Destino.

Aunque las tinieblas me rodeen, mi fulgurante llama seguirá combatiéndolas. Porque aun en medio de la oscuridad, un solo rayo de luz la puede someter. Hacerles comprender esto es parte de la promesa que nuestro amado Miguel juró y de la cual nosotros, que formamos una familia de incontables Guardianes, nos hemos convertido en instrumento.

No dejes que la dureza de algunos de tus días corrompa la luz de tu alma. Unos días son mejores que otros, comprende que cada ciclo es distinto y que la vida no es tan corta como dicen algunos. Cada vez que despiertas, aun hay mucho por recorrer. Deja que el fulgor de tu alma emerja y te permita sacar lo mejor. Si unos pocos juntos brillaran, seguramente otros lo harán, y la luz se irá extendiendo a buen ritmo.

Recuerda, Yo Soy el Cambio. Los Amo a todos.

El Fulgor de Ariel fue experimentado el 28 de enero de 2010, a las 09:31 p.m.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Arael por traernos las palabras alentadoras de Ariel, el saber que nos siente en su corazón es tremendamente hermoso y crea en nosotros -sus hermanos- un compromiso, que es el hacer brillar la Llama de Dios en nuestros corazones, porque su Presencia Maestra está anclada en el corazón de todos sus hijos y como dice Saint German: aunque en algunos esta llama no sea sino una chispa, esa chispa puede convertirse en un gran Fuego Creador y una Llama Consumidora de todo mal y negatividad. Un abrazo en la Luz.