9 oct 2011

Transformar

Transformar

Nos reunimos como hermandad en medio de la naturaleza pura e incorrupta. Qué gente tan bella, qué energía tan pura y colaborativa la que se manejó hoy.

Esto no fue organizado por uno, sino por varios. En un ambiente sin protagonismo ni interés individual alguno, nos detuvimos por un momento en el camino. Danzamos para honrar a Gaia, nuestra Madre Tierra, luego continuamos hasta el bosque. Alzamos nuestras murallas impenetrables, mientras yo vi además el descenso de una estrella sobre nosotros. Luz plateada llovió, legiones de seres de luz nos acompañaron. La Naturaleza nos envolvió y protegió.

Muchos no nos conocíamos, otros teníamos años sin vernos. Qué grata la experiencia, qué vibra tan buena se sentía bajo la sombra del "Abuelo", un árbol de características peculiares pero con una energía increíble. Allí realizamos el trabajo mágico. Sí, fue magia, más allá del blanco, más allá de los misterios de la naturaleza y del enfoque ritual que tuvo. Fue magia del AMOR. Amor que transforma, que libera de todo karma y todo temor. Fue comunión con la Tierra.

El Espíritu de Dios descendió y selló el trabajo. La euforia espiritual se manifestó sin medida ni inhibición. Lo que vivimos hoy fue tan sólo la punta del iceberg. Sabemos que algo está por venir, algo grande e importante. Algo que finalmente abrirá los ojos de los hombres y mujeres, algo que correrá el velo de maya para nunca volverlo a imponer sobre nuestra visión.

Hoy fue un día de transformación, no sólo de nuestros sentimientos hacia Gaia (nuestra madre Tierra) sino también para nosotros mismos. Las piezas han sido dispuestas. Dimos la señal al Cosmos de que aquí estamos, haciendo nuestra parte en el Trabajo de Luz. Celebramos ser felices, estar vivos. Hubo cantos, danzas, todas en alabanza a Dios y a su Creación.

Regresé a los ruidos de la ciudad terriblemente agotado, pero feliz. Conservé la cinta del ritual en mi cabeza en todo el camino: no hay vergüenza, no hay temor.

Una vez que llegué a casa, pese al cansancio simplemente sentí el deseo de escribir esto: 

Doy gracias a todos aquellos seres corpóreos que han dado su aporte a mi Despertar, sean de luz o de oscuridad. No podría nombrarlos todos, seguramente olvidaría algunos nombres. Todos han sido importantes en mi camino, los amo y los honro. Deseo que si no conocen la luz, lo hagan para que esta los lleve a la felicidad y la ascensión.

Doy gracias a todos aquellos seres incorpóreos que colocaron terribles obstáculos en mi camino. De ellos también aprendí, ellos también merecen su cuota de honra. Los amo y en amor deseo que regresen al Padre, a la Fuente de todo, de la cual provenimos. Sólo así conocerán la verdadera libertad. 

Doy gracias tanto a mi Luz como a mi Sombra porque de ambas aprendí a diferenciar el bien del mal con base. Al respecto, basta verme al espejo y decir: "A ambas partes de tí, que eres yo, la amo y la honro. Gracias, gracias".

Doy gracias a aquellos que llamamos "Los Guías" porque a través de diversas señales han dado fe de su presencia en todo momento y lugar. Las amo y las honro por estar siempre presentes a la velocidad del pensamiento.

Cada quién a su propio modo, a su debido momento, ha de tomar su responsabilidad en la Decisión. Aquí estoy comulgando con los Ángeles de la Tierra, sin temor, mostrando abiertamente mi responsabilidad en el Trabajo de Luz. ¿Puedes hacerlo tú? ¿Puedes meditar esto sin cuestionarme? No importa tu creencia o el método, sólo necesitas tener fe en lo que no ves y sobre todo en tí mismo. Dios nos pone caminos misteriosos, a veces duros, pero exactos. Cuando adquieres consciencia de ello, las herramientas se manifiestan.

Dios ha puesto Su Sello. Diez años habían pasado para mí, antes de comprender la totalidad de las señales... Hoy armé el rompecabezas y ¡wow! ¡qué euforia! Soy enormemente feliz.

En mí brilla el Fragmento como nunca. Quizás si hallas el tuyo, lo harás brillar. 

Yo también Soy el Cambio.
Arael-Tórin.


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